Tuesday, April 20, 2010

Una historia de música, pobreza y esperanza

(Este artículo es una versión en español de "A history of music, poverty and hope", escrito originalmente en inglés para Th!nk about it: Developing world.)


Siento la urgencia de confesar, antes de que diga nada, que estoy más orgullosa que el orgullo mismo, de compartir mi nacionalidad con Gustavo Dudamel. Aún me falta por conocer un venezolano a quien no se le ponga la piel de gallina, cuando oye a Dudamel dirigir la Sinfónica de Gotemburgo, o la Filarmónica de Los Ángeles.

 La verdad es, sin embargo, que no tenemos razón alguna para sentirnos orgullosos de algo en lo que no hemos tenido la menor participación, pero esa es nuestra idiosincrasia, apoyamos a España o Brasil cuando hay un Mundial, pero sentimos que nuestra sangre corre más fuerte cuando La Vinotinto gana un partido.Qué apasionados somos.
En fin, Gustavo es nuestro símbolo principal (nuestro símbolo nacional, me atrevo a decir) de El Sistema, que es como se llama familiarmente a la Red Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (Fesnojiv). El Sistema fue fundado por José Antonio Abreu en 1975, y originalmente fue llamado Acción Social por la Música. Su objetivo es usar la música con el fin de proteger a la infancia mediante la capacitación, rehabilitación y prevención de conductas delictivas.
El objetivo principal del programa: rescatar a niños y adolescentes en situación de pobreza extrema, que están en mayor riesgo de caer en las drogas y la delincuencia, debido a su entorno. Se calcula que El Sistema ha alcanzado a más de dos millones de personas hasta ahora, y mientras trataba de alcanzar ese objetivo, José Antonio Abreu ha descubierto y formado a varios jóvenes con talento extraordinario, tanto a Dudamel en sí mismo, como a Edicson Ruiz, quien ahora toca en la Orquesta Filarmónica de Berlín, o a Natalia Luis-Bassa, quien ahora es la directora principal de la Orquesta Filarmónica de Huddersfield, la Orquesta de Haffner en Lancaster y la Sinfónica de Sheffield. El Sistema ha recibido apoyo económico del Gobierno desde 1977, sobreviviendo a más de seis cambios de presidente, y a todos los vaivenes políticos de un país inestable como Venezuela, pero también ha recibido becas y premios, incluyendo una donación del Banco Interamericano de Desarrollo en 2007 . 
En este momento, hay alrededor de 200,000 jóvenes que participan y se benefician del sistema. Entre ellos, la gran mayoría provienen de los barrios pobres de ciudades como Caracas, donde la violencia es un problema cotidiano. (Este pasado fin de semana largo (17 al 19 de abril de 2010) sólo entre Caracas y Valencia (la ciudad donde vivo) ocurrieron más de sesenta muertes violentas. Venezuela tiene un promedio de 54 asesinatos en cada 100.000 habitantes, alrededor de dos muertes violentas cada hora. )Muchos de estos niños han vivido situaciones extremas de violencia, pobreza y abuso. Pero al tomar un instrumento musical en sus manos, todo esto parece desaparecer. 



Abreu, Dudamel y El Sistema en sí mismo, han recibido tantos premios y reconocimientos que se vuelve fútil  tratar de enumerarlos. El mejor reconocimiento, sin embargo, ha de ser el deseo de muchos otros países para replicar los logros del sistema (Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canadá (Calgary, Moncton, Ottawa), Colombia, Corea, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Escocia, Estados Unidos (Avon, Baltimore, Birmingham, Charleston, Chicago, Durham, Fort Wayne, Hampton, Hilton Head Island, Jackson, Los Ángeles, Nueva York, North Oakland, Pasadena, San Antonio, San Diego), Guatemala, Honduras, Inglaterra (Lambeth, Liverpool, Norwich, Islington), Jamaica, La India, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, Puerto Rico, República Dominicana, Trinidad y Tobago, y Uruguay, son algunos de los países que han replicado el modelo de FESNOJIV).
En 2009, José Antonio Abreu recibió el Premio TED por su increíble trabajo. Si vas a ver sólo un vídeo, te ruego que veas el discurso humilde, brillante de "el maestro que transformó la vida de decenas de miles de niños ... a través de la música clásica".




Leer en The Guardian: Land of hope and glory. (Eng.)

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