En su informe oficial sobre los Objetivos del Milenio, el gobierno venezolano ha dicho que Venezuela ha logrado seis de los ocho objetivos antes de 2008, incluida la igualdad de género. Sin embargo, las mujeres siguen siendo los más pobres entre los pobres.En su informe oficial sobre los Objetivos del Milenio, el gobierno venezolano ha dicho que Venezuela ha logrado seis de los ocho objetivos antes de 2008, como se puede leer en el informe "Venezuela cumple con los Objetivos del Milenio" (disponible en español en la página web del). Entre esos seis, la igualdad de género se asume como totalmente cumplida, ya que el informe citado dice en su página 39: "cuatro de los cinco poderes del Estado son gobernados por mujeres", y "la representación femenina en la Asamblea Nacional alcanzó un 16,5%, cuando antes era apenas del 10% ". Además, el informe propone que "la presencia femenina es aún más notable, ya que ocupan el 60% de participación en los Consejos Comunales y las Misiones". Este objetivo aparece en el Monitor de los ODM como "en camino".
Sin embargo, lo que el informe no dice es que todavía, 35,5% de las familias venezolanas clasificadas como pobres, y 41,9% de los hogares en pobreza extrema, están bajo la dirección de una mujer sola, y que 31,9% de las mujeres ocupadas, están en el servicio doméstico, un tipo de trabajo altamente inestable y sin protección legal.
Programas gubernamentales como los citados por el informe, tales como "Madres del Barrio", el programa emblemático del gobierno venezolano contra la pobreza , están diseñados para hacer frente directamente a las mujeres en situación de pobreza extrema, "con una importante carga de desesperación y aislamiento" (como se indica en su sitio web oficial), que reúnan los siguientes requisitos:
- Ser un ama de casa.
- Tener personas que dependan económicamente de ellas.
- Que el grupo familiar carece de ingresos o que dichos ingresos estén por debajo del costo de la canasta básica de alimentos.
En estos términos, este programa potencialmente puede llegar a 13% de la población venezolana. Si bien es verdad que este programa desarrolla una de las líneas fundamentales de la Constitución de 1999, que es el reconocimiento del trabajo doméstico como trabajo productivo, también es cierto que por esta razón, no pierde su condición de ayuda gubernamental en casos de extrema necesidad.
Qué hay de bueno en ello: Esa ayuda ha llegado a un importante grupo de mujeres pobres, jefas de familia, y ahora está en la etapa de "inclusión socioproductiva", a través de la asignación de proyectos y microcréditos para algunos grupos de beneficiarios.
Qué hay de malo en ello: El llamado "reconocimiento del trabajo doméstico" se ha camuflado en una "ayuda social", con aspecto y características de "concesión". Lo que es más grave aún, en algunos estratos, la creación de esta Misión se ha visto como una regalía demagógica, como si hubiese sido creada para dar una beca al ocio de la población femenina. Una de las razones por las cuales esto ha sucedido, es que en la igualdad de género, los programas de "acción positiva" no pueden separarse de la integración de una visión de género en las políticas públicas de toda la Nación. Somos conscientes de la existencia de la directriz constitucional que dice que el trabajo doméstico es trabajo productivo, pero su impacto inexistente en la rutina cotidiana de las mujeres, hace más difícil tomarlo en serio.
Por otra parte, es necesario reconocer la aplicación de determinadas políticas, como la creación del Banco de Desarrollo de la Mujer, orientado a los microcréditos y acciones similares de contenido patrimonial. Sin embargo, es imposible dejar de lado que la aplicación de tales políticas, permanecen en el marco de la "acción positiva", escindiendo el problema de la feminización de la pobreza y discriminación de las mujeres, de la situación estructural integral de la población venezolana.
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