Este post es una versión en español de "Venezuela has achieved environmental sustainability: True or false?", escrito originalmente en inglés para Th!nk About It: Developing World.
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, Venezuela es el cuarto país más contaminante en América Latina: arroja a la atmósfera cada año más de 140 millones de toneladas de dióxido de carbono. Sólo el año pasado, Venezuela arrojó 171.593 toneladas de CO2, y estaba en el lugar número 29 en la lista de países por emisiones de dióxido de carbono (Informe de la ONU). Es importante saber que estas cifras se han mantenido desde los años 90. Por lo tanto, emitimos el 0,6% de todo el CO2 del mundo, y tenemos el 0,4% de los habitantes del planeta. Y parece que estamos bien con eso.Pero, ¿eso está bien?
No, no lo está.
Venezuela es considerado como uno de los 17 países con mayor biodiversidad del mundo, pero también tiene una de las mayores tasas de deforestación en América Latina. Entre los años 70 y 80, en Venezuela se destruyeron más de seis millones de hectáreas de bosques, el equivalente al territorio entero de Costa Rica.La mayor cantidad de bosques se encuentran en el área rodeando el Orinoco, y se calcula que sólo un tercio de estos bosques todavía sobrevive.Mantenemos una tasa de deforestación de 0,6% cada año, lo que significa alrededor de 288 hectáreas, cada año, desde 1990.
En este sentido, si uno visita la página web de la Misión Árbol, se puede ver que, según afirma, 18,322 hectáreas fueron plantadas entre 2006 y 2008, de las cuales 65% eran "de protección" (es decir, no destinadas a agricultura y similares). Alega, además, por cierto, que el 96% de la población tiene acceso al agua potable, y yo digo, que deberían tratar de tomar una ducha en mi baño.Entre 1990 y 2005, las emisiones de gases contaminantes de América Latina aumentaron en un millón de toneladas métricas. Eso significa que América Latina genera más del 7% de todas las emisiones de gases de invernadero del mundo, y que más del 8% de esa cantidad proviene de Venezuela, un país que tiene menos del 5% de la población de América Latina. Eso no es justificable, a pesar de que más del 50% de nuestro PIB proviene de la industria, específicamente de la industria del petróleo.
La explotación de petróleo, carbón y gas están devastando nuestras principales zonas hidrográficas y forestales, incluso cuando se hallan en zonas teóricamente "protegidas" debido a la existencia de especies amenazadas. Los ríos están contaminados con desechos orgánicos e inorgánicos, incluso derrames de petróleo, y el equilibrio del agua es distorsionado, lo que afecta el hábitat de miles de especies vegetales y animales.La minería ilegal en la frontera entre Venezuela y Brasil también es un problema ambiental, que afecta a los parques nacionales y reservas indígenas, amenazando la Amazonia. La cuenca del río Caura, que es el hábitat de 2.600 especies de plantas, 168 de mamíferos, 475 de aves, 34 anfibios, 53 reptiles y 441 peces identificados a la fecha, y absorbe más de 700 millones de toneladas de carbono, el equivalente a las emisiones de 162 millones de automóviles en un año, está siendo invadido por asentamientos irregulares de personas que buscan explotar oro, sin ningún tipo de control oficial. La explotación ilegal de oro genera enormes cantidades de mercurio, que contaminan el agua, por lo que es ingerido por animales y personas.
Acabamos de atravesar la sequía más larga desde 1947, cuyas consecuencias todavía estamos viviendo, y nuestros principales ríos, que se encuentran en la región de Canaima, y que proporcionan el 70% de nuestra energía eléctrica, se encuentran amenazados por todo tipo de causas. ¿Es posible que todavía, nuestro gobierno sostenga que hemos logrado la sustentabilidad del medio ambiente?
La hermosa foto del Salto Ángel pertenece a Inti, en Flickr, y se encuentra bajo una licencia de Creative Commons, que intenté pegar acá y no pude.
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